martes, 27 de mayo de 2008

El Che se pasea por Buenos Aires



Siempre he admirado al gremio de los fotógrafos y los cámaras. Suelen ser de un prototipo determinado, aunque siempre hay excepciones, pero los pelos largos, las gafas de pasta, los vaqueros, las converse, las camisetas negras y los rostros bellos e interesantes predominan en esas profesiones. Además son d euna pasta especial, simpáticos, afables, aventureros y bastante cachondos. Entre ellos, aún siendo de medios diferentes, no suele haber competencia en los temas normales si no más bien al contrario, una admirable colaboración. Y encima a los redactores nos tratan bien (a pesar de que muchos redactores los consideren "periodistas de segunda" o nisiquiera eso).


Cuando cubro cosas tiendo a juntarme con ellos más que con los redactores y aunque por eso a veces me pueda perder cosas informativamente rentables desde luego me lo paso mucho mejor. Descubrí esta últil lección en la Pasarela Cibeles cuando, ante las estiradas caras de todos los entendidos en moda los fotógrafos, todos en grupo, gritaban chorradas a las modelos o a los diseñadores. "Que se te ha caído un tirante", "dónde te has comprado eso??" "qué mona vas", "bájate de los tacones que no entras en la foto"... Desde entonces me di cuenta de que las gracias en los eventos periodísticos pertenecen a ellos.


Hoy me he montado en un camión que llevaba una estatua del Che por todo Buenos Aires enseñándosela a la gente. La estatua, obra del escultor Andrés Zerneri, mide cuatro metros de altura, pesa tres toneladas y muestra al "Che" de cuerpo entero, caminando y con la expresión recogida por el fotógrafo cubano Alberto Korda, quien lo fotografío en La Habana el 5 de marzo de 1960, con boina, cabello largo y la mirada clavada en el horizonte.
El trabajo ha sido posible por las aportaciones de 75.000 llaves y pequeños objetos de bronce donadas por más de 14.000 personas, que Zerneri fundió y convirtió en un homenaje al revolucionario number one. El 14 de junio se celebra el 80 cumpleaños del nacimiento del Che en Rosario, su ciudad natal, y esta estatua partirá mañana del puerto de Buenos Aires para llegar por el río a Rosario, donde será inaugurada en una plaza pública -sí, iré a los festejos, acaso lo dudais?-.


Pues lo de grabar vídeo en un camión, y encima con el tráfico de esta ciudad, no os creáis que es nada fácil... Pero una vez más he conocido la solidaridad periodística y he recibido la ayuda de los compañeros para subir y bajar del camión sin matarme, pudiendo apoyarme en ellos para grabar sin que se moviera demasiado la cámara, me han levantado en volandas para poder pillar una buena toma -a falta de trípode bien vienen dos maromos-, me han hecho hueco en el techo del techo de la cabina del camión mientras un desde abajo me sujetaba las piernas...


Lo malo ha sido cuando, ya terminado el trabajo, me iba a bajar del camión para irme a la agencia y sin previo aviso se ha puesto en marcha, con mi consiguiente y vergonzosa precipitación sobre los peligrosos hierros que unían el vehículo con el remolque. Me he asustado más por los gritos que han dado todos al conductor que por el golpe, aunque ha sido doloroso, pero en segundos me he visto sujeta por varias manos fotógrafas que acudían a salvarme. De verdad que esta vez no ha sido por mi torpeza, a cualquiera le hubiera pasado que si se va a bajar y el camión arranca se la pega, más teniendo en cuenta que no tenía manos libres con la cámara, la libreta, el bolso... En fin, he sobrevivido pero deberíais ver mis moratones, y me he jugado la vida para que al final mi jefa me cambiara prácticamente toda la crónica que he escrito... snif!


lunes, 26 de mayo de 2008

De postmodernos y postmodernas en BAS


Si os fijáis bien veréis que este graffiti está hecho sobre camisetas de manga corta blanca y pegadas a la pared, formando una especie de lienzo entre todas sobre el que los grafiteros porteños han pintado un precioso abrazo de tango. Es una de las curiosidades que ayer pude ver en el UrbanArt Festival de Buenos Aires, donde se reunieron los más guays de los más cools de los postmodernos para dejarse ver más que para disfrutar del arte. Porque arte..., había, sí, pero se quedaba un poco corto en mi opinión. Un espacio bastante grande en el que se mostraba lo que los grafiteros han estado haciendo durante el finde -y seguían haciendo ayer-, algunas fotos muy orginales y muñecajos de vinilo que me encantaron.




Para llegar a la parte más activa del festival había que atravesar una hediondas escaleras. Mira tú que el arte urbano exhala un olor a vómito que yo no sé como pueden los grafiteros tener esa cara tan feliz con lo mal que huelen los sprays y las pinturas... Si sobrevivias podías entrar en una enorme sala donde pinchaban unos Djs guays que proyectaban video arte sincronizada con su electrónica dance-retro-trance mientras unas chicas muy colocaditas (así un look de esos informal pero que requiere horas ante el espejo antes de salir de casa) pintaban enormes lienzos eso sí, sin luz, pobres, porque la fiesta que animaban los Djs requería semioscuridad. (En la foto aún no habían apagado las luces).

Estuvo bien la cosa la verdad, pero ya sabéis que no soy devota de la electrónica y al final me dedicaba más a observar a los personajes que me rodeaban que a mirar las pantallas.

Y hablando de personajes, el sábado fui a una "fiesta posmo" (postmoderna) según la bautizó Jose Luis, todo un descubrimiento este chico encantador. Bueno todo un descubrimiento fue ir a casa de María, una casa con dos gatos (Floro y Fauno) y un minirocódromo en la pared del pasillo, donde la "noche" empezó a las seis de la tarde y hasta la una que salimos de casa me dio tiempo a aprender varios trucos de magia, resolver otro par de lógica, hacer el de la botella de vino y dejar intrigados a los magos originales...Además de conocer mejor a mucha gente que con cariño me acogió e hizo que disfrutara de una linda noche con argentinos, chilenos, israelíes, noruegos y mejicanos.

viernes, 23 de mayo de 2008

Escalones hacia arriba


Todos hemos vivido alguna vez cómo las pequeñas cosas en momentos y contextos especiales se vuelven grandes. Algo así como la casa de Gran Hermano, en la que la falta de café puede desencadenar una enorme crisis entre los habitantes. Los microclimas propician que lo bueno sea mucho más bueno y lo malo sea lo peor del mundo.
Algo así me ha pasado a mí estos días, en los que se me han juntado la gripe, la soledad y la frenética búsqueda de un compañero de piso o bien de una habitación que poder ocupar. Mi estado anímico hacía que el ridículo hecho de que se me rompiera la lavadora fuera para mí el colmo de los colmos, ¿¿¿es que todo me tiene que pasar a miiii???. La preocupación por lo del piso me ha reconcomido durante mucho tiempo la cabeza y la energía y durante todo el día sólo me daba cuenta de lo malo que me ocurría. He perdido algunas cosas, entre ellas mi optimismo vital característico, y sin ellas me sentía más sola aún. La distancia que antes me parecía exótica, aventurera, se me ha hecho incluso insoportable y la morriña ha llegado a límites realmente preocupantes y dolorosos.

Pero siempre hay salida en los túneles y yo veía la luz cada día en la pantalla del ordenador por la que mis padres, mi hermana, Garcis, mis amigos, me daban ánimos y me hacían ver que no era para tanto. La presencia de María y su compañía y conversación, el trabajo y sus caras conocidas han sido también pequeños escalones por los que ir avanzando hacia mí misma para volver a ser. Y además ha aparecido una catalana que parece que se viene a vivir conmigo asique casi puedo decir que todo está solucionado.

He recuperado la sonrisa, el ánimo, el gusto por el trabajo y las ganas de hacer cosas. He invitado a un francés desvalido a vivir unos días en casa y he vuelto a salir a la calle, a hacer planes, a cantar con Emiliano. Sigue sin ser lo mismo sin Pilar pero más me vale hacerme a la idea cuanto antes y encarar una nueva etapa en Buenos Aires con ganas, que aún queda mucho que recorrer.

Asique, como al principio, dispuesta a dejarme sorprender por esta ciudad y este país imposibles de comprender, por una gente difícil pero entrañable que gana en la individualidad y por un trabajo que cada día cambia de color.

Lo que más me tranquiliza es saber que podré alojaros cuando vengáis a verme...

lunes, 19 de mayo de 2008

Felices 30



Felicidades sister, que sigas otros 30 años tal cual estás, cuidándome y enseñándome, haciéndome reir y regañandome cuando hace falta. Esta canción va de la amistad más que de la fraternidad pero a mi me sirve para felicitarte. Que te quiero mucho!!!

Y que cumplas muchos más...



La amistad es una semilla que brota en cualquier lugar,

y cuando sientas frio cúbrete con las ramas de mi destino

donde te lleven los pasos te encontrarás mi te quiero y mi abrazo

hay amor en todas partes y en cada rincon del mundo

y todos buscando un sueño cambiamos así de rumbo

si profunda es la distancia profunda es la lejania

en un alma peregrina no existe ciudadania

la bandera es un dilema, la patria y la geografía

donde quiera que me encuentre yo siento que es tierra mia

tuya y mía

Yo quiero ser tu abrigo

si te hace falta el consuelo mío

yo quiero ser tu nido

si necesitas cariño mío

no quiero ser tu olvido

si en todas partes estoy contigo

yo quiero ser tu abrigo

en "Buenos Aires" y en Nueva York, Madrid esta en todas partes

porque la llevas contigo sin miedo a desarraigarte

yo sé que existen fronteras en todos los continentes

un sólo sol y una luna te ciudan y alumbran siempre

quisiera ser la mañana y entonar la melodia

esa que me hace crecer cada día

caminos que me separan y te obligan a escondidas

a ser cautivos de idiomas e ideologías

no seas cautivo de idiomas e ideologías

Aquí mismito yo estoy contigo.




domingo, 18 de mayo de 2008

El arte de echarle morro


Siempre he tenido mucho morro en general, la verdad, de hecho una de mis frases más célebres, muchos lo sabéis, es aquella de "ya que estás de pie..., traéme eso porfiii". No es algo de lo que enorgullecerse precisamente, aunque oye, me ha ayudado mucho en mi vagancia, pero más allá de eso hoy día me hace ser mejor periodista. O, al menos, ser una periodista con mucho morro que le saca partido a su profesión.
Hoy, por ejemplo, se celebraba en Buenos Aires un macrofestival que a mi me ha tocado cubrir. Pues nada, allí llego yo, me introduzco en la muchedumbre, y nada, que no encuentro la carpa de prensa, no hay manera... Resulta que hay una especie de pasillo vallado en medio de toda la gente, vacío de gente, sólo seguratas, un oasis dentro de la masa humana. Les pregunto dónde está el sector de prensa y vaya, justo al otro lado de ese pasillo vacío al que yo no puedo entrar. Cara de pena y miedo: "¿Pero cómo voy a cruzar hasta allí con toda la gente que hay...?" Se han debido creer mi cara de "si yo nunca he estado en un concierto con tanta gente, me da miedo, no sé manejarme..." y al final dos gorilas me han levantado en vilo desde el otro lado de la valla y me han metido en el pasillo para que pudiera llegar cómodamente y sin rozarme con la plebe a mi destino. Los testigos, confieso, me miraban con odio.
Buenos pues la "carpa" de prensa estaba al lado de la VIP, una crueldad, teniendo en cuenta que no podíamos pasar allí claro. Pero el acento español aquí también abre muchas puertas. "Mira, como comprenderás, no puedo escribir un reportaje serio -que en realidad no voy a escribir pero tengo hambre...- sin entrar en la zona VIP, porque tu y yo sabemos que lo importante se cuece aquí, déjame pasar cinco minutillos anda..." Los seguratas siempre han sido un gran público para mi discurso de "es que TENGO que entrar", y aquí si añades un "tío" con acento madrileño se te abren muchas puertas. Y varias veces, he de decirlo. Asique mis compañeros periodistas me miraban también con odio mientras comían los asqueroso sandwiches envasados de jamón y queso que teníamos en prensa y mi fotógrafo y yo nos relamíamos con los canapés de salmón que había robado de la sala VIP. Y hay que estar atento a los detalles, si al salir le llevas uno de esos canapés al gorila que te ha dejado pasar, cuando tengas más hambre te va a volver a dejar entrar...
Pero ojo, uno debe ser cuidadoso con la presa del chantaje porque las técnicas no siempre son las mismas. Si bien los hombres en general - y más los seguratas-encefalograma plano, son mi especialidad- son accesibles a través de una amplia sonrisa y cara de vulnerabilidad (un buen escote, aún así, siempre es efectivo), a veces hay que hacerse la sabidilla y exigir más que rogar.
La semana pasada fui a una conferencia de prensa de Ismael Serrano, que va a dar unos cuantos conciertos aquí en Buenos Aires a los que yo, por supuesto quiero ir, y gratis. Pues a la encargada de prensa, con toda mi cara, como si fuera yo la Agencia Efe en persona, o más, le regañé porque no había enviado el disco a la agencia. Tardó cosa de un minuto en traérmelo. "Y claro, necesitamos entradas, dos, porque vamos a hacer texto y video, y si puede ser que no sea en fin de semana que va demasiada gente". Pues eso, mi amiga María y yo nos vamos en junio a ver a Ismael Serrano por la patilla.
También más o menos con este método he conseguido ya un montón de libros que no me correspondían exactamente, he metido a mi hermana a ver a Viggo Mortensen (aunque luego no vino), he llevado a David a conocer a Francis Ford Coppola, entrevisté a Calamaro -porque la agencia no pedía la entrevista, pero yo quería conocerle!-, metí a María en la entrevista con Marcos Ana, y muchos otros logros que no recuerdo.
Me queda la epsinita clavada de un segurata duro de mollera que no me dejó refugiarme de la lluvia en un concierto en las Ventas en el que, por cierto, colé a Silvana. Qué tío, mira que le dimos la lata y desplegamos todos nuestros encantos, y no sólo no nos dejó entrar a la zona VIP sino que pretendía quedar con nosotras después del concierto! No quedamos con él pero, por supuesto, acabamos resguardándonos del agua en la zona VIP.

domingo, 11 de mayo de 2008

Se rompió Pilandra

Hoy hay un taburete triste en el piso dinámico. Porque un sólo portátil no da para tenerlos a los dos ocupados...

Ya no formo parte de Pilandra, el nombre con que nos bautizaron los del hostel, una pareja de españolas locas que todo el rato decía coger y que les preguntaba continuamente donde estaban todos los lugares de la ciudad a donde había que ir.
Tampoco soy más el "frente español", aquel que cada jueves sin descanso se sentaba en el Café del Árbol para escuchar cantar a Emiliano y pedirle sus temas favoritos.

Hoy he vuelto a bajar una maleta ajena al dudoso empedrado de la calle Defensa, una maleta enorme que se lleva una parte de mi y que iba arrastrando una loca de Jaén que se ha encargado de hacerme reir durante los cuatro meses que llevo en esta ciudad.

¿Quién se va a meter ahora en mi cama por las mañanas? ¿Quién me va a hablar en lenguaje Hora Chanante? ¿Quién va a poner las lavadoras en casa? ¿A quién voy a tener que azuzar cuando me apetezca hacer algo? ¿Quién va a conseguir que me tome una copa en la plaza Dorrego jueves, viernes, domingo, lunes...? ¿Quién se va a fumar mi tabaco? ¿Quién me va a dejar encargos escritos en la pantalla del editor de Efe? ¿Con quién voy a cantar las melodías de los mejores anuncios argentinos cuando salgan en la tele? Y sobre todo, ¿¿¿de qué me sirve ahora el 2x1 del Freddo los lunes si soy una sola???

Espero que los huecos que hay en la casa los rellene alguien pronto por no aburrirme y por propio interés económico, pero lo que ha llenado Pilar y todo lo que me ha enseñado, mi compañera de esta tímida y fugaz emulación de independización, eso no lo va llenar nadie más que ella. Aaaaayyyy que ricaaa!!!!




Pilu, espero que sea grandiosa tu vuelta a Sevilla, yo te voy a cuidar San Telmo. Gracias por acompañarme en todas mis primeras aventuras porteñas y por crear Pilandra conmigo. En el piso dinámico y en Buenos Aires, mientras yo esté, tu seguirás presente.


viernes, 9 de mayo de 2008

Estás en España, sonríe!

Hoy me he ido a España a comerme una paella valenciana, un gazpacho y un pulpo a feira. Mmmhh...



No, no es que me haya hecho 13 horas de avión para ir a "morfar" (comer), sé que me creeis capaz, pero es mucho más fácil -y gratis!- asistir a la Embaja de España a que a uno le den de comer. Y mejor aún si el almuerzo consiste en charlar con Héctor Alterio y José Sacristán. Allí estábamos, ellos dos -que ahora están representando una obra de teatro en Buenos Aires, el embajador y otros diplomáticos, periodistas seleccionados y yo. No me tocaba, en realidad, pero mi jefa se ha puesto mala y he tenido que sacar mis mejores galas -lo cual no e smucho decir- y acudir a la Emabajada como representante de Efe. Creo que no lo he hecho del todo mal teniendo en cuenta que al terminar de comer Sacristán se ha venido a sentar a mi lado para "hablar" -por decirlo finalmente y no herir sensibilidades- de nuestra querida presidenta, Esperanza Aguirre.


Y después del banquete, a entrevistar a Juan José Millás y a una charla de Almudena Grandes y Eduardo Mendicutti, porque hoy era "el día de España" en la Feria del Libro y allí estábamos metidos la mitad de los gallegos que vivimos en Buenos Aires. Buenos, es mucho decir, proque hay 300.000 españoles en la ciudad, pero desde luego hoy allí había muchos. Y no os creáis que me sé la cifra porque soy muy lista, pero son las ventajas de cubrir la camapaña electoral española en Argentina, que uno se acaba enterando -no sin esfuerzo e investigación- de estos datos.

Asique sí, un día muy español, comiendo comida sabrosa y hablando sobre la madre patria. Ya sabéis que no soy nada patriótica pero oye, a 10.000 kilómetros de ditancia se echa de menos el terruño y a los que hemos dejado allí. De hecho últimamente la morriña me invade un poco más de lo normal... Sobre todo porque me entra la envidia al pensar que allí estáis recibiendo la primavera y yo aquí lo que recibo son las hojas que se siucidan desde las ramas de los árboles.

Y bueno, precisamente a España se va mi compañera de aventuras porteñas, Pilu, que marcha en menos de una semana a una vida y un trabajo mejor. Me da muchísima pena porque además de compañera de piso y trabajo ha sido mi amiga y durante estos cuatro meses le he cogido muchísimo cariño, pero si va a estar más feliz en Sevilla me alegro por ella. Lo malo es que aquí me quedo, compuesta y sin flatmate, asique me tengo que poner a buscar a alguien que ocupe su habitación y esté dispuesto a pagarla -no es precisamente barata-. Sé que no va a ser lo mismo y nadie va a ser tan bueno como ella pero me conformará con estar cómoda con quien entre. Y si no, a finales de mes, no me quedará otra que encontrar una habitación que algún piadoso quiera alquilarme. Pero sólo de pensar en desmontar mi habitación y hacer las maletas se me caen las lágrimas!! Iré informando puntualmente.


lunes, 5 de mayo de 2008

La aventura del super clásico

Es domingo por la mañana y un despertador odioso me hace darme cuante de cuánta resaca tengo al grito de "es hora de levantarse". Zafarrancho de combate en casa, hoy es el super clásico Boca-River y somos cuatro becarios sin entrada pero deseosos de que la Bombonera tiemble bajo nuestro pies, así que allá nos vamos a ver qué conseguimos. Nada más llegar a las afueras del estadio nos ofrecen entradas por 200 pesos (40 euros), que es un poco menos de nuestro límite, asique sí, queremos entrar! Las "supuestas entradas" consisten en que un tío con gorra nos pasa, vamos, nos cuela, a nosotros y otros 16 a la cancha con la connvivencia de los policías que controlan los diferentes accesos. Por que todas las calles que hay alrededor del estadio están cortadas y para llegar a la puerta hay que pasar al menos dos controles policiales.

Pues nada nosotros llegamos al primero de los controles detrás del de la gorra y parece que hay problemas.., por aquí no podemos pasar... Bueno, vamos a otra puerta. Corriendo los 20 detrás del de la gorra, que parece que quiere escaparse con nuestra pasta, pero no le vamos a dejar. Carrerita por aquí..., carerita por allá..., nos conocemos perfectamente el perímetro del estadio de tanto recorrerlo bajo un sol de justicia nada sano para nuestros cuerpos resacosos. Al fin llega el momento, "parece que nos llevan a la doce..." ¿A la doce? ¿La sección más violenta de los barrasbravas de Boca, donde todo el mundo nos ha dicho que ni nos acerquemos, donde están las navajas y las pistolas que salen en las noticias? Pues allá que nos vamos, como decía Pilu, si no sobrevivimos a un partido de fútbol nunca podremos ser reporteros de guerra...


Después de tensos momentos para entrar en los que tuvimos que echar a los que se intentaban acoplar al gurpo y en los que voló algún que otro puñetazo cruzamos -otra vez corriendo!- las vallas policiales y entramos, por fin!, en la Bombonera. Allí nos recibe un intensísimo olor a pis que debe venir de la cascada de agüita amarilla que baja por las escaleras por las que tenemos que llegar a nuestro sitio. Debe ser que los bosteros (véase seguidores de Boca Juniors) encuentran que meando el estadio lo marcan más y a lo mejor cae desmayado alguno de River, y mejor que mejor.


En fin, conseguimos atravesar las hediondas escaleras, que yo después de eso me siento preparada para la selva, el desierto o lo que haga falta, y desembarcamos en la doce, la sección de popular (lo que en España es preferencia) en la que se reúne la más brava de las barras. ¡¡Y aquello es todo una fiesta!!! Hasta arriba de gente vestidos de azul y amarillo, todos de pie, apretados y sudorosos, rodeando a una orquesta enorme que no se calló en todo el partido. Todo tipo de afiches bosteros se agitan mientras los fanáticos, pero fanáticos de verdad, saltan y cantan sin parar animando al equipo de su corazón. Tanta pasión junta no la había visto yo en mi vida.


¿Y yo, que no me gusta el fútbol ni entiendo de él, con mi resaca, un dolor de cabeza insoportable, y sin comer desde el día anterior, qué hago allí? Pues saltar como una loca, animando como la que más a un equipo del que no me sé ni la alineación de lejos, pero totalmente mimetizada con los barras. Dale Booo, dale Boo... Si no os lo creéis podéis comprobarlo con vuestros propios ojitos aquí.








Pues sí, fue una gran experiencia mi primer partido de fútbol, y no, no era tan peligroso como lo ponen los argentinos. Es que son taaan exagerados para todo... Bueno, en realidad nosotros cuatro podríamos haber estado entre las ciento ochenta y pico personas que fueron detenidas por intentar entrar a la cancha sin entrada -vamos, por colarse como lo hicimos nosotros-, pero la estrella que me acompaña, una vez más, me salvó del calabozo.


Y qué pequeño es el mundo..., coincidimos en ese nutrido grupo que arriesgó su vida y su dinero por traspasar las puertas con un chico que había vivido en Madrid y había compartido piso con el novio de una de las mejores amigas de Pilar, mi compañera, hay que ver lo que son las cosas...


Bueno hoy ya se me han olvidado la mitad de las canciones con que animamos al Boca de nuestro corazón, pero aquello era como estar en medio de los Destroyer el día de los quintos en la Plaza de Toros del Epsinar, pero a lo bestia. Mucha gente cantando y saltando, bombos, trompetas y el famoso "yo, te quiero dar..., Boca mi corazón..., iremos a festejaaar, las fiestas de Espinar...", eso cantaba yo, una mezcla de bajas pasiones.



El único gol del partido lo metió Boca pero en ese preciso momento Pilar y yo estabamos pidiendonos un choripan asique nos lo perdimos, pero dio igual, fue mucho mejor ver a los forofosisimos, tios tatuados con pinta de chungos, saltando como niños pequeños, gritando emocionados, tirando puñetazos al aire con los ojos empañados de lágrimas... Muy fuerte, a mi me daba un poco la risa pero allí nadie se daba cuenta, estaba la doce que se salía de sí misma. De hecho muchos de esos barras nisiquiera miraban al partido, si no que, de espaldas al campo, se dedicaban a animar a toda la hinchada, a calentar a la gente para que los jugadores sintieran el aliento de una de las barras más fanáticas del mundo mundial.


Y luego en el descanso, como en el fútbol americano, salieron las animadoras, casi en tanga, con sus pompones azules y amarillos, a bailar una coreografía cutre con cero coordinación, pero eso sí, muy buenos culos las muchachas.


Y nada, cuando se acabó, nos tocó esperar casi una hora a que saliera la hinchada de River para que no coincidieran con los bosteros y se liaran a navajazos, como suele ocurrir... Pero no importó mucho porque la orquesta no se callaba y celebrando el triunfo un catalán, una valenciana, una jienense y una madrileña eramos ya parte de la familia de la 12.


Y si no os lo creéis...






viernes, 2 de mayo de 2008

No podremos salvar el mundo

Debemos quitarnos la venda de los ojos y asumir, pese a quien pese, que el ser humano puede llegar a ser tan malo como bueno. Si admiramos y reconocemos la bondad de la Madre Teresa de Calcuta, por poner un ejemplo, no nos queda más remedio que aceptar que la misma pasión que volcaba ella sobra los demás para hacer el bien la puede blandir cualquier otra persona para ejercer el mal sobre sus congéneres. Y eso no es una enfermedad mental. El equilibrio entre el bien y el mal ha sido objeto de debates desde hace siglos y parece mentira que aún no queramos creer en la verdadera naturaleza humana. El ser humano puede ser tan despreciable como adorable. Cada uno de nosotros puede ser un hada madrina o un ogro, o las dos cosas, dependiendo de con quién nos crucemos.
Asique esta moda de tildar de enfermo mental a todo aquel que ejerce el mal para no hacernos cargo de el miedo que nos damos a nosotros mismos no sólo hace daño a los verdaderos enfermos mentales y ensucia su imagen si no que nos hace daño a todos. Es como el niño que no se atreve a mirar debajo de la cama para no ver al monstruo...
Pensar que un comportamiento escandaloso, chirriante, que se aleje de los comunmente establecido como "bueno", es producto de un desajuste biológico que produce una enfermedad que no hemos podido evitar nos ayuda a girar la cara y no aceptar la maldad en la sociedad que habitamos. Tendemos a pensar "No puede ser, nadie puede ser tan malo, algo le tiene que haber pasado, se le han cruzado los cables", porque es difícil pensar "Éste no ha sabido controlar su lado más chungo, cómo se ha pasado el tío, si es que mira que somos perversos...".
Pero sí, señores, ¿cuantos ejemplos de maldad necesita el mundo para que nos demos cuenta de cómo somos realemente? Pensemos en lo que se ha hecho durante siglos, desde quemar a personas en la hoguera, deshollarlas vivas, gasearlas, torturarlas, aplastarlas, ahogarlas... No demostraron demasiada empatía quienes hacían estas y muchas otras cosas... Desde el hombre que golpea a su mujer en casa porque se siente superior a ella hasta los funcionarios de la dictadura argentina que lanzaban a jóvenes drogados al mar atados a piedras para que no sobrevivieran..., pasando por los campos de exterminio nazi, las matanzas entre tribus africanas, Hiroshima y Nagasaki, limpiezas étnicas, genocidios, torturas, palizas, crueles asesinatos y violaciones que se producen a lo largo del mundo desde que éste es mundo. Tendemos a llamarlos "actos inhumanos" pero estamos confundidos: no son propios de una sociedad enferma, son actos puramente humanos, porque el ser humano tiene una capacidad ilimitada de maldad.
Lo que le pasa al bautizado "monstruo de Amstetten" es que es una persona tremendamente malvada, que encuentra placer haciendo sufrir a sus hijos-nietos y violando a su propia hija. Es así de duro y es un grave error creer que "algo le tiene que pasar a alguien para que actúe así". No. Está en sus cabales, y durante los 24 años que ha durado el encierro de su hija y de su prole era perfectamente consciente de lo que estaba haciendo. De hecho, incluso, el hombre es muy inteligente, ¿quien sino aguantaría tanto tiempo ocultando prisioneros en el sótano de su casa sin levantar sosprechas?.
El presidente de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, Alberto Fernández Liria, ofrece una descorazonadora respuesta a la pregunta ¿qué le pasa a este hombre? "No hay enfermedad que atribuir a un comportamiento así". No hay ninguna patología que interfiera en la perversa mentalidad de este hombre ni que le empuje a pegar y violar sistemáticamente a su hija, a tenerla encerrada durante 24 años en un sótano inmundo, a engendrarle siete y hijos y dejar que tres de ellos vivan aislados del mundo en ese zulo miserable, a quemar en la caldera a un bebé que era su hijo y también su nieto... No pretendamos justificar esta actitud malvada, nociva, perversa, depravada, demoníaca, maligna, execrable, maléfica, vil... Me quedo sin adejtivos pero aún me he quedado corta.
Que el ejemplo de este monstruo, un engendro de la sociedad, una persona despreciable y odiosa que ha causado un daño irreparable pero que no está enferma ni desviada, sirva para darnos cuenta de lo que somos o lo que podemos llegar a ser. Siempre he dicho que no creo en el género humano habiendo visto lo que ha sido capaz de hacer a lo largo de la Historia y la última noticia-estrella, la más morbosa y atractiva desde Madelaine, no hace más que confirmar mi teoría. Cuidémonos de nosotros mismos y no seamos tan ingenuos de pensar que el mal es una enfermedad: el mal forma parte de nosotros, no podemos confiar en la humanidad para salvar el mundo.