lunes, 23 de marzo de 2009

Berlín, la ciudad cosida




Berlín, la ciudad cosida

The Killers

Me lo habían traído los Reyes Magos (gracias a mi Melchor, que es reina) y desde entonces esperaba en momento de volver después de tanto tiempo al Palacio de los Deportes. La última vez que estuve allí fue a finales del 2006 con Fito y Quique González, pero el concierto de ayer no tenía nada que ver.



Los estadounidenses The Killers (la banda del momento, dicen) cerraban ayer su gira europea en Madrid y no nos lo podíamos perder. Hubo que sufrir para llegar a esa cuenta atrás que, como en Coldplay, anuncia la entrada de los músicos y el comienzo de la fiesta. Antes de ello, hubo serios problemas de organización porque la gente, parece mentira, no sabe comportarse. Se cerró la pista central cuando ya estaba llena y a los remolones que entraban con la hora justa se les mandaba a las gradas, pero claro, no querían, y pretendían colocarse en los pasillos de la grada extensible, en las escaleras... Hubo un par de momentos casi de pánico con los seguratas cuasi espachurrados por la masa y los jefazos dando gritos desesperados por poner orden, y parece que al final lo consiguieron.

Así que cuando a eso de las diez menos veinte empezaron a sonar los primeros acordes de la celebradísima Are we human or are we dancers todos estábamos ya preparados para botar como locos. Y no nos dejaros parar de hacerlo prácticamente ni un minuto.

Apuesta arriesgada la de empezar el concierto con el gran hit del último disco, mucha gente sólo se sabía esa canción y a los cinco minutos de concierto ya no tenían más que corear, pero muchos otros no dejaron de cantar de pe a pa en la hora y media que duró el espectáculo.


Brandon Flowers, el líder mormón de la banda, saludó a los madrileños con un "estamos para servirlos" en castellano y un "no se nos ocurre una ciudad mejor para cerrar la gira que ésta" en inglés. Pues para estar tan contentos de cerrar aquí su european tour no nos regalaron ni un minutito, ni una canción más, por eso de que es la última noche y tal... Nada.

Presentaban los Killers su tercer disco. Day&Age. y con muchas de sus canciones entusiasmaron al respetable: Spaceman, Read My Mind, Mr Brightside y mi preferida, Joy Ride. Pero no faltaron tampoco grandes temas de los discos anteriores, la bailable Somebody told me, All these things that i`ve done o Bones.

La potente versión de Sam`s Town me gustó, con su videoclip incluido, y he de confesar que cuando cantaron a Bob Marley (Buffalo Soldier) prácticamente ni me enteré y eché de menos que tocaran Lousin Touch.

Pero se disfrutó mucho el concierto, porque The Killers tienen esa versatilidad que hace que una canción pueda ser dos o tres a la vez, que los ritmos cambien de una estrofa a otra como de un disco a otro pero sin chirriar. Son como si metiéramos en una coctelera a Coldplay, a los Red Hot Chili Peppers, a The Cure y a New Order y saliera la música fluida de The Killers, pero casi sin mezclar, sólo combinada, como el agua y el aceite.

En fin, para cerrar el show recurrieron a la muy efectiva When you were young y sacaron todo su poderío, no sólo musical: humo y pirotecnia para despedirse de un público madrileño que desde el primer acorde del concierto estaba totalmente rendido a sus pies.

No era su primera vez en la Villa y Corte, hace dos años telonearon a Smashing Pumpkies en las Ventas y hace cuatro, después de tocar en el Copérnico ante sólo 400 personas se fueron a pinchar a la Vía Láctea y charlaron allí con todo el que se les acercó. Pena no haberlos conocido por aquel entonces...

¿Pegas al concierto? La ingente cantidad de niños pijos que pululaban por allí, que se sabían las dos canciones que ponen en las discotecas y en el resto se dedicaban a apoyarse en la pared y acariciarse las perlas de las orejas mirando al resto con cara de asco. Y la bandera de España que se proyectó en el cierre del concierto, haciendo las delicias de todos estos petunios claro. Y que las pantallas que normalmente sirven para emitir las imágenes del grupo, el directo, estaban apagadas. Fallo, porque aunque teníamos un buen sitio no alcancé a ver los gestos de Flowers.

A pesar de ello salimos del concierto sudados de tanto bailar, afónicos de tanto cantar, agotados de tanto hit y sonrientes, empachados de música efectiva y buen directo.

viernes, 6 de marzo de 2009

Premios Miradas2



Ayer por la noche se celebró en la sala New Garamond de Madrid la entrega de premios del programa de TV Miradas2, uno de los espacios culturales más interesantes del (escaso) panorama nacional.

Y allá que nos fuimos las tatas y yo a cotillear a la flor y nata de la cultura alternativa-mega guay-gafapasta-independiente actual. Tras cruzar como estrellas de cine la alfombra, azul, de TVE, nos metimos de lleno en una fiesta súper chic, tan chic tan chic que las cervezas, lejos de ser gratis, costaban seis euros. Alta cultura, ya sabéis. Aquello estaba llenito de gente, la mayoría modernillos todos ellos monísimos e ideales de la muerte, se respiraba buen rollo en general. Se quedó, por lo visto, mogollón de gente en la puerta porque se completó el aforo, pero nosotras tuvimos la suerte de (por una vez) entrar a tiempo y nos perdernos a Mara Torres y a Carlos del Amor presentando los premios.


Estos dos presentadores (ella de las noticias de la 2, él del programa que va después, Trasla2), merecen un párrafo aparte por su grandísimo trabajo. Son jóvenes, guapos e inteligentes, y aportan a lo que hacen un enfoque distinto del "canon" establecido. Son además los culpables de que todos los días me acueste casi a las dos de la mañana porque me he convertido en incondicional de sus noticias y sus reportajes. Profesionales como la copa de un pino, orginales, y encima, majísimos los dos. Yo de mayor quiero ser como ellos.

Bueno pues allí estaban presentando una gala en la que se dieron premios a Vetusta Morla (mejor propuesta musical 2008), al libro "Nocilla experience", de Agustín Fdez. Mallo (del que ya he hablado yo en este blog), al restaurante Ramsés (mejor iniciativa empresarial), a la exposición de Rembrandt en el Museo del Prado (Mejor propuesta de arte, diseño y arquitectura), a la película "3 días", de Fco. Javier Gutiérrez, o a "El espíritu del bosque" (Premio Zoom Net de animación española), entre otros.

Tras la entrega de premios, las actuaciones de Amaral (incluido em momentazo en el que se le olvida la letra, a ella, y le pregunta a su guitarrista, y tampoco se acuerda...), Vetusta Moral, DJ Flor, Telephunken... Mientras tanto nosotras pululando alrededor de la sala VIP para ver si podíamos colarnos porque allí estaban los que queríamos ver... Y claro, conseguimos colarnos, y compartir canapeses con el guapisísisisismo Jon Kortajarena, con actores y actrices estupendísimos, con el diseñador Carlos Díez, con Nacho Vigalondo, con Deborahombres,..., etc etc. Era una mezcla extraña, junto a caras tan guapas y famosas había grandísimos periodistas cuyo rostro no suele ser tan conocida pero cuyas firmas son sinónimo de buena pluma y temas intereantes, con un trabajo que a mi al menos me hace quitarme el sombrero. El number one, mi admiradísimo Diego Manrique, al que vi varias veces pero no me atreví a saludar.

En estas estábamos en la sala de las Very Important Persons canapé viene, guap@ va, cuando tuve mi momento estrella de la noche: yo iba y él venía, y entre tanga gente y tan apretados, me crucé pecho con pecho con el mismísimo Carlos del Amor. Se paró el tiempo. Le debí poner tal cara de amor incondicional (ya su propio nombre lo indica) y tales ojitos de corderito degollado a su disposición que el hombre me dedicó la mejor de sus sonrisas y un tímido pero simpático "Hola". Casi me desmayo allí mismo... Sí, soy una grupie, lo reconozco, siempre lo he sido y siempre lo seré, mis ídolos están siempre por encima de lo humano e incluso de lo divino, hasta que los conozco y se me caen al pozo más hondo... Pero a Carlos aún no he tenido el gusto (o disgusto) de conocerle, así que aún vuela sobre todos nosotros.

Se me olvidaba comentar el momento "fresformance" en el que dos tipos vestidos con taconazos y falda negra y rodeados de fresas atadas a su torso desnudos, atados entre ellos por gomas balancas, se paseaban entre el público espachurrando las frutas entre sus manos. No llegamos a comprenderlo de todo, la verdad.



Con tanto periodista y tanto personaje de la cultura tuve que contenerme para no ponerme a repartir currículums como loca a todo el que me cruzaba..., menos mal que no llevaba ninguno encima porque si no seguro que alguno habría encasquetado. Estuvo bien, la verdad, compartir velada con famosillos y con gente tan interesante, aunque las cervezas, además de ser tan caras, estuvieran calentorras...