jueves, 7 de abril de 2011

'Inside Job': los Robin Hood modernos

Hace tiempo que no me fío de los banqueros pero después de ver esto... se han confirmado todas mis sospechas. Inside Job, el documental de Charles Ferguson y Audrey Marrs, cuenta cómo se originó esta crisis económica que la gente de a pie nos creemos inevitable. Pero pudo evitarse. Si la decencia y la precaución estuvieran por encima del egoísmo y la avaricia, si los jefes del cotarro (financiero, se entiende), hubieran querido, ahora no habría millones de personas en paro, millones de familias endeudadas hasta las orejas, miles de personas ahogadas.


El documental empieza haciendo referencia a lo que ha pasado en Islandia. Y, después de explicar el crash económico que sufrió el país en 2008, sale Frederic Mishkin, un economista con pretigio, profesor en la Escuela de Negocios de Columbia, y un señor que durante dos años (2006-2008) formó parte del Consejo de la Reserva Federal de EEUU. En 2006 escribió un informe por encargo que tituló "Estabilidad financiera en Islandia". Por hacer ese informe, la Cámara de Comercio (de Islandia, claro), le pagó 100.000 dólares. Pero lo peor no es ese clarísimo conflicto de intereses que hoy en día ya casi se da por hecho... lo peor es que ahora en el currículum de este hombre este informe aparece con el título de "INestabilidad Financiera en Islandia".

Preguntado en el documental, ganador del Oscar en 2010, sobre este desliz tan ejemplar, Mishkin alega que "una errata se puede encontrar en cualquier sitio". Sin ponerse ni un poquito rojo el tío. Igual que no se ruborizan lo más mínimo los que reconocen que sabían lo que podía pasar, ni los que defienden, aún, los bonus millonarios que se siguen llevando todos los que están metidos en el ajo. Ni quienes confiesan que las leyes respondían a los intereses empresariales más que a los intereses generales...  

Es complicado de explicar porque fue complicado de entender para alguien como yo, totalmente pez en lo que a economía se refiere. Por eso es mejor que vayáis a verlo, para que os deis cuenta de que lo que realmente está pasando es que los nuevos héroes, con corbata y cochazo, ya no se dedican a salvar al mundo si no a salvarse a sí mismos. Los Robin Hood modernos roban a los pobres para dárselo a los ricos. Todos ellos han especulado con el dinero de los contribuyentes, gracias a las hipotecas y los ahorros de los ciudadanos normales se han forrado. Han jugado con los pequeños capitales de millones de personas para crear capitales millonarios para un grupo pequeño de gente. A sabiendas.

Y encima (es un no parar), resulta que todas estas operaciones eran "vigiladas" por las agencias de calificación, Moody's y compañía, que se dedicaban a repartir sobresalientes (triple A, suena tan mal como la argentina) a diestro y siniestro a los más arriesgados. Y si la cosa salía mal y el que había sacado sobresaliente quebraba, llevándose por delante el dinero de miles de personas, los de la agencia de calificación correspondiente se limitaban a decir "no es vinculante, sólo damos nuestra opinión". Las mismas agencias que calificaron con AA o AAA a Lehman Brothers, CitiGroup, Bank Of America, etc, etc, son las que hoy siguen calificando a los bancos. ¡Y se supone que nos fiamos de ellas! A pesar de que el Congreso de los Estados Unidos las haya calificado como "piezas esenciales de la maquinaria de destrucción financiera”.

Por supuesto, los Estados salieron a socorrer a los grandes bancos en problemas a golpe de talonario. Y una parte suculenta de los millones inyectados para evitar un mal mayor, por cierto, se fue directamente a las primas millonarias de quienes la habían cagado.

Pero ni siquiera esto es lo peor... Lo peor es que esa gente sigue dirigiendo bancos, sigue manejando el dinero del mundo, y, sobre todo, siguen en los gobiernos.

Es pa verlo

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