viernes, 21 de marzo de 2008

Patagonia I: Los glaciares




En la Patagonia argentina, muy cerquita de Chile, hay glaciares que se formaron hace millones y millones de años, y he tenido la suerte de poder ver unos cuantos estos días. Son auténticos espectáculos naturales, algo inabarcable e imponente que aunque uno lo vea en fotos no llega a imaginarse la grandeza ni la inmensidad, que aplastan la mente y abren los ojos cuando uno se acerca a ellos.

En un primer contaco conocimos los majestuosos glaciares Upsala -casi 600 km cuadrados de hielo y más hielo- y Speggazinni, vistos desde un enorme barco con el que llegábamos a pocos metros de ellos después de una maravillosa travesía por el lago Argentino.

Al día siguiente fuimos al Perito Moreno, el segundo glaciar más grande del parque después del Upsala, y no sólo lo admiramos durante horas sino que nos subimos a él. Con unos crampones en los pies y abrigados como si estuvieramos en el Polo -que casi lo estábamos la verdad-, nos pusimos en marcha sobre el glaciar y durante una hora y media caminamos sobre hielo formado hace miles de años y pudimos ver el intensísimo color azul que el glaciar tiene por dentro. El azul es el único color que no absorve el hielo y por eso en los agujeros -sumideros- o grietas que se forman en el glaciar parece que se haya colocado una potente lámpara azul oscuro. Al final de nuestra pequeña travesía emulando a los grandes exploradores del XIX que descubrieron los polos -o eso me iba yo imaginando...- nos bebimos un vaso de whisky con hielo glaciar. La gracia turística.


Luego nos fuimos a verlo desde los apañados miradores que hay en la península de Magallanes, a pocos metros de la pared del glaciar, y allí nos quedamos, pasmados, frente a los cinco kilómetros de frente del Perito, una pared de hielo de 60 metros de altura que se vierte sobre las aguas del lago y detrás de la que se extienden kilómetros y kilómetros de hielo que baja de la montaña.

El Perito es una de las reservas más grandes de agua dulce del mundo, y el derretimiento de éste y otros glaciares provoca la formación del Lago Argentino, un lago enorme lleno de "brazos" cuyas aguas tienen un color azul turquesa-blanquecino que parece pintado por un surrealista estridente. El color no sé describirlo y desgraciadamente no se refleja en las fotos tal cual, asique vais a tener que ir a la Patagonia para apreciarlo, porque es algo que yo no había visto nunca. Estas aguas tienen un alto nivel de minerales, lo que les confiere ese color tan intenso, y gracias a él se llaman "leche glaciar". Para que os hagáis una idea es como si alguien hubiera vertido en leche la tinta de los Pilot azul clarito. Más o menos...

Además del azul intensísimo (siento insistir pero de veras que es increíble) y la enormidad de esta masa de hielo me llamó mucho la atención su lenguaje.

Como si se tratara de un enorme monstruo dormido que gime en sueños, el glaciar emite continuamente ruidos. Es una masa gigante de hielo flexible que no para de moverse aunque uno no lo note en absoluto, mientras tu lo miras plácidamente o paseas por encima él se va desplazando hacia delante sobre una capa de agua y se va transformando imperceptiblemente. Cruje, gime, cuando se forman los sumideros suenan casi disparos y cuando un trozo de hielo se desprende del frente del glaciar el sonido es como si un edificio se estuviera derrumbando sobre el mar.

Y además ofrece un espectáculo único en el mundo aproximadamente cada cuatro años -que, vaya!, no nos tocó presenciar-. Cuando el glaciar avanza hasta tocar la península de Magallanes se forma un puente de hielo que "salta" hasta la tierra, lo que crea una presa entre dos brazos diferentes del lago. Entonces empieza a subir el nivel del agua y la presión en uno de esos brazos hasta que el agua rompe el puente y éste cae estrepitosamente sobre el lago. No hemos tenido la suerte de verlo pero debe ser realmente impresionante.

Aunque nos hayamos perdido la rotura, los glaciares han sido algo increíble, un auténtico espectáculo que me ha dejado pasmada y creo que lo más bonito e impresionante que he visto en mi vida. Altamente recomendable para todos, todo el mundo debería poder disfrutar de estos paisajes alguna vez en su vida, asique hay que darse prisa porque me temo que no son muchos años los que les quedan a los glaciares en este mundo.

Dejo por aqui un par de fotillos pero cuando tenga más tiempo haré un álbum dedicado a las maravillas patagónicas.







6 comentarios:

Anónimo dijo...

que envidiaaaaaaaaaaaaaaa

Anónimo dijo...

Esto no se lo puedo enseñar a mi madre xq se muere de envidia, bueno y yo tambien.

La oveja magenta dijo...

Creo que no exagero al decir que daría un riñón por cambiar tu imagen por la mía en esas fotografías. Sueño con esas montañas azules heladas desde que era una niña. Y sueño con pasear frente al obelisco bonaerense, meterme por corrientes y tomar un café austral. Envidia insana, como no existe otra. Aún así, se agradece que nos acerques un poco ese mundo tan lejano y tan soñado. Algún día, la chica de la foto seré yo. Algún día, yo lo contaré. Gracias por hacerlo tú ahora. Besos desde la otra orilla.

iván dijo...

K caña de fotos, pero dejate de viajes y vete al super a comprar para llenar la nevera, que sino vas a hacer una dieta obligada sin quererlo

Juan García Mayoral dijo...

Joder, ya te digo, menuda envidia! Cómo te lo montas!!!

La dama de rosa dijo...

Las fotos son impresionantes pero la descripción mejor aún. Casi dan ganas de coger el primer avión para Buenos Aires, plantarse allí y decir: hola Sandra, dónde se sacan los billetes para el Perito Moreno?. Bueno casi no; dan tremendas ganas!!!!

(La dama desmemoriada que consiguió recordar su contraseña)