domingo, 9 de noviembre de 2008

Festival Internacional de Cine de Mar del Plata

Sólo he pasado aquí tres días y ni siquiera completos pero ya tengo la sensación de llevar toda una vida. Cubrir (periodísticamente hablando) un festival de cine era algo nuevo para mí el jueves y ahora ya una experiencia vivida, con buen balance.

Veamos, mis últimos tres días han consistido básicamente en ir al cine, no está mal no? Aunque confieso que cinco películas en un día acaba resultando agotador..., sobre todo si después tienes que engancharte a la pantalla del ordenador a editar un vídeo o escribir una crónica, tengo los ojos que me hacen chirivitas!!! Al final uno acaba mezclando conceptos y empareja al protagonista de la primera peli de la mañana con la protagonista del drama de la tarde y se acaba creyendo que el asesino de la cinta del mediodía era el secundario de la de por la noche...

Aquí en Mar del Plata (ciudad costera unos 40o kilómetros al sur de Buenos Aires) he tenido además la oportunidad de ver a Tommy Lee Jones y hablar con Eduardo Blanco (de nombre no pero de cara seguro que le conocéis, el actor argentino que siempre sale en las pelis de Campanella con Ricardo Darín); de conocer más sobre las vidas de Borges y de Diego Rivera, de pisar la playa descalza por primera vez en un año y de visitar las instalaciones de la final de la Copa Davis, entre otras cosas.

También me he aburrido sola prácticamente todo el día de peli en peli (después de estar viviendo con 15 personas se hace muy raro pasar muchas horas sola) y he dado alguna cabezadita en las butacas, lo confieso, pero eso es sólo anecdótico.

El Festival de Cine de Mar del Plata no está mal para conocerlo pero supongo que si los grandes festivales siguen el esquema debe ser mucho mejor: proyección de películas y cortos a todas horas, encuentros con actores y directores, clases magistrales, debates, charlas... Me apunto cuando haga falta a trabajar así, aunque haya que echar todo el día. Sean bienvenidos, festivales.

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