miércoles, 12 de diciembre de 2007

Soy cruel

Me ha tocado hoy observar durante una hora cómo Aznar firmaba orgulloso su último libro a muchos orgullosos españoles muy orgullosos de serlo y de estar en ese preciso lugar y delante de tan gran persona -la mayoría viejunos-.
Ante el aburrrimiento, cuando ya me había estudiado todos los volúmenes de la librería donde tan alta figura estampaba su firma a quien se lo pedía, he decidido poner en marcha ese utilísmo arte de imaginarse historias que tanto le gusta a Bep y que tanto ayuda en largas esperas y viajes en transporte público.

Pues bien, era yo la única periodista presente -porqué a quién se le ocurre que eso pudiera ser noticia-, y derrepente ha entrado un chaval bastante atractivo con el abrigo abrochado hasta el cuello. La verdad que a mí no me pegaba que este fuera pepero... Al llegar hasta la mesa de Aznar con su librito en la mano, se ha desabrochado el abrigo y ha sacado una pistola (que no he podido ver muy bien) con la que ha disparado dos veces a nuestro magnánime presidente, que inmediatamente ha caído al suelo desde su máxima altura y con su ridícula melena encharcada en sangre, dando gritos que realmente parecían de una niña. Como era mi película, a pesar de la cantidad de gente que había, de los guardaespaldas y de la policía, el chaval ha salido corriendo y ha desaparecido entre la gente de Serrano, no sin antes fijarse en mí y dedicarme un sonrisa.
Yo y mi sangre fría hemos cogido el móvil al vuelo y a toda prisa hemos llamado, por supuesto, al jefe de Política de EFE (a una ambulancia para qué?).
Asique allí estaba yo, en todo el barullo de peperas histéricas cubriendo al bigotes con sus bisones, de policías que aprovechan para abusar de su autoridad, de guardaespaldas chuletas subiditos de tono. El presi que nos llevó a la guerra agoniza en el suelo y yo con mi cuaderno tirada a su lado consigo adivinar sus últimas palabras, que, por supuesto, mañana serán portada en todos los periódicos. Y no son de arrepentimiento, cachis...
En fin, ha sido divertido.
Y a la vuelta, como había atasco y el autobús tardaba demasiado, ha habido una segunda parte de la película en la que el guapísimo joven de la pistola me localizaba y me concedía una interesante entrevista -¡premio Pulitzer!- que terminaba en una apasionada despedida. Casualmente, también era yo la única periodista presente en la detención del asesino de Aznar.
Tranquilos, escapará de la cárcel, para eso es mi película.

3 comentarios:

Gonzalo Fuentes dijo...

¡Qué buena la historieta! Aunque me ha quedado una duda...¿cuáles fueron sus últimas palabras? ¿Y en qué idioma las dijo? Porque el tío, además de inglés y catalán (en la intimidad) controla el italiano que no veas. Si no busca en elpais.com que anda por ahí su vídeo. Ya que te mola eso de matar presidentes y tal, te recomiendo un falso documental de reciente estreno: "Muerte de un presidente". Va sobre el supuesto asesinato del sr. Bush y el consiguiente revuelo. ¡Un beso wapa!

Anónimo dijo...

Joe Álex!!Me he tenido que reír y no quería...mira que eres macabra tía! Lo de la "melena encharcada de sangre" es un golpe bajo...!! Mira que me cae mal, pues me ha dado cosilla y todo...de todas formas, yo no sé si habría aguantado toda una firma sin decirle nada...jijij!!
Qué poquito nos queda para marcharnos, niña!
Muakas

Anónimo dijo...

mucho arte. mucho odio. ojo, perjudica a la creatividad.