Con nuevos visitantes, mis padres otra vez, yupi!! ayer me subí al faro de Buenos Aires, a lo más alto del palacio Barolo, una mole estilo Gaudí que fue el primer rascacielos de la ciudad y por muchos años el edificio más alto de Lationoamérica.
El edificio no deja indiferente a quien pasea por la Avenida de Mayo y a todo el mundo le hace pensar en Barcelona, pero más allá de la belleza arquitectónica se esconden algunos secretos curiosos.
En la década de 1910 el industrial Luis Barolo (1869-1922) y el arquitecto Mario Palanti (1885-1979), soñaron con traer las cenizas del poeta Dante Alighieri a Buenos Aires y para eso construyeron un santuario que hoy alberga sólo oficinas. El arquitecto, claro, era gran admirador de Dante y por eso el edificio está lleno de analogías y referencias a la Divina Comedia.
La planta del edificio está construída en base a la sección áurea y al número de oro, y la división general del Palacio -como la de la Divina Comedia- es en tres partes: Infierno, Purgatorio y Cielo. La planta baja es el Infierno, los primeros 14 pisos son el Purgatorio, los pisos siguientes son el Paraíso, el faro representa a Dios.
El cielo, obviamente, es la parte más alta, usease, el faro, que representa los nueve coros angelicales. Sobre el faro está la constelación de la Cruz del Sur, que se ve alineada con el eje del Barolo en los primeros días de junio, a las 19.45 horas. Ese faro sirvió el 14 de setiembre de 1923 para trasmitir con sus luces el resultado de la famosa pelea de boxeo Firpo-Dempsey.
Además, la altura del edificio es de cien metros, y cien son los cantos de la Divina Comedia. La mayoría de los cantos del poema tienen 11 o 22 estrofas, los pisos del edificio están divididos en 11 módulos por frente, 22 módulos de oficinas por bloque.
Y encima es el primer edificio que conozco que tiene un hermano gemelo, el palacio Salvo, en Montevideo. Quién sabe si en los días claros uno y otro se avistan y saludan, celebrando su fraternidad, desde las dos orillas del Río de la Plata...
1 comentario:
Cuando me enteré de lo del "gemelo" del Salvo no me lo podía creer. El de Montevideo tiene mil leyendas de fantasmas, voces, ascensores que siempre se paran en la planta 9 y luego siguen... Encima, en la esquina que ocupa antes había una confitería donde interpretaron por primera vez la Cumparsita.
Benedetti, en "La Tregua", dice algo así como que El Salvo es tan feo que uno le coge cariño.
Y después de tu historia sé que no es fealdaz, sino "belleza dantesca".
El de Buenos Aires está más limpito, me parece. El de aquí tiene el encanto de mostrar ropa tendida casi todos los días del año.
Besooooos
P.D: Creo que el topillo caraqueño llegaba hoy, ¿no?
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