Lo que comenzó como protesta por un aumento considerable del precio de los combustibles se ha convertido en una salvajada más de las que nos depara el siglo XXI.
Los monjes budistas se picaron cuando, en una de esas protestas callejeras, los militares -porque Birmania es una dictadura militar- sacudieron a algunos de los suyos sin ningún pudor. Y eso que allí los bonzos -monjes budistas- son sagrados.
Ahora, cada día se echan a la calle en contra del gobierno militar que les tiene aprisionados desde el 62, y a pesar de que la gente les apoya y les acompaña, cada día la cosa se pone más fea.
Ahora, cada día se echan a la calle en contra del gobierno militar que les tiene aprisionados desde el 62, y a pesar de que la gente les apoya y les acompaña, cada día la cosa se pone más fea.
Resulta que ya ha habido nueve muerto y muchos desaparecidos que, seguramente, se encuentren, si s que siguen vivos, torturados en las cárceles de Birmania, que son de las más misteriosas del mundo. Ni siquiera a la Cruz Roja le dejan acercarse por allí, no digamos ya miembros de las Naciones Unidas...
Toda la gente, cada vez más, que está formando parte de esta "revolución azafrán", paradójicamente, se informa del curso de los acontecimientos gracias a una radio pirata que emite desde Noruega, porque, of course, los militares tienes un férreo control de todos los medios nacionales y a la presna extranjera no la quieren ni ver..
De hecho, mientras el país vive el mayor levantamiento popular contra la Junta Militar en casi dos décadas, el periódico oficial del régimen dedicaba ayer su portada a la llegada de la luna llena.
En fin, no sé cómo va a acabar esto, ojalá sea pronto con la caída del Régimen y con cero víctimas más, pero me da que no. ¿Monjes budistas luchando contra un ejército salvaje? Creo que el final está cantado, seguramente sea sangriento y doloroso, y dentro de unos meses todo siga igual que antes en Birmania y muchos presos de la revolución agonicen en las cárceles anónimas repartidas por el país. Por ahora, desde luego, la pasividad de todos nosotros, de todos los países occidentales que no se atreven a intervenir, a ponerse al lado de los monjes y de la gente contra los dictadores, no estamos ayudando mucho. Aunque a nuestros periódicos lñes encanten esas fotos llenas de color que nos dan los monjes, qué bien quedan en las portadas!!! Qué pena.
2 comentarios:
Birmania tiene una cita con la Historia, desde luego, y no creo que lleguen tarde.
Y evidentemente, va a ser un camino sufrido.
A ver cuándo nos acordamos de Cuba... que pasa lo mismo desde hace mucho tiempo también y desde allí ni siquiera se puede informar con libertad. Están tan oprimidos que ni se manifiestan. Un besillo
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