Me he levantado a las cuatro de la mañana, toda contenta, para irme a Tucumá y hoy mismo visitar la selva de Yungas. Pero ha amanecido el día caprichoso y todo está saliendo mal. Ahora mismo son las once y media, lo cual significa que debería llevar ya más de dos horas en la selva. Y, obviamnete no. Nisiquiera he salido de Buenos Aires. Y lo peor es que no sé cuando voy a salir. Me explico:
Antes de llegar al aeropuerto ya me parece demasiada la niebla que se cierne sobre Buenos Aires y al entrar mis sospechas se confirman: aeropuerto cerrado por la niebla. Shit! Mi vuelo, que salía a las seis, retrasado hasta las nueve y cuarto. Bueeeno... La literatura se convierte una vez más en mi aliada y me salva de la depresión profunda por no poder llegar a la excusrión, que salía a las nueve.
A eso de las ocho me acerco al mostrador de Aerolíneas para facturar y vaya, me ha tocado en la fila de los tontos, vaya dos pardas las encargadas de las facturaciones, la fila no avanza..., no avanza..., no avanza... Mientras pasamos los minutos sin movernos de nuestras posicines, entre los colegas de la fila se empieza a filtrar información: "esque parece que una de ellas es nueva, y la están enseñando a hacerlo todo y por eso van más lentas...". En fin, consigo llegar al mostrador tres cuartos de hora después y estas dos inútiles primero no me encuentran en el vuelo, y cuando me encuentran se llevan mi pasaporte para comprobar que no estoy en busca y captura por la INTERPOL. Diez minutos después vuelve una y, ay, tu vuelo ya está cerrado... ¿¿¿Cómooo??? Sí, se cerró hace cinco minutos, asique ya no puedes subir.
No me lo creo, por tu incompetencia me quedo yo sin volar??? Me voy indignadísima a protestarle a la jefa de turno, una amargada malcogida que, encima, me llama mentirosa. Me hierve la sangre. Me voy a las oficinas de Aerolíneas, pongo una reclamación, y exijo hablar con el jefe más jefe que haya para ponerle el grito en el cielo. El jefe más jefe es la amargada. Plof! Lo único que han hecho los de Aerolíneas es ponerme en lista de espera para el próximo vuelo, a las 12. Eso significa que a lo mejor si no van todos los pasajeros que han comporado el billete, entro.
Pero además hace diez minutos he ido otra vez a dar la lata y resulta que, otra vez, todos los vuelos temporalmente cancelados por la niebla. Asique no se sabe qu{e vuelo podrá salir ni a qué hora, ni por supuesto si yo entraré en alguno... Asique aquí llevo ya casi siete horas en el aeropuerto y no sé cuántas me quedan, más sola que la una, teniendome que pelear para poder tener media hora de internet y volcar mi rabia en la blogosfera, y con un libro como única compañía y consuelo en este aciago dia nebuloso en el que debería estar en la selva y me dedico a pelearme con los incompetentes de Aerolíeas, que me hacen perder los vuelos, la paciencia, y los nervios.
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